La ciencia y la tecnología vienen ganando terreno, eso es indudable.
Ya no es raro ver a alguien en el subte leyendo sobre matemáticas o que
una exposición como Tecnópolis haya recibido cientos de miles de
visitantes.
En ese sentido, la
Feria Internacional del Libro de Buenos Aires viene realizando su aporte desde hace más de una década, a través del
Foro Internacional de Enseñanza de Ciencias y Tecnologías.
Entre los referentes de este renacer se encuentra el biólogo Diego
Golombek, quien reparte su agenda entre las clases en la Universidad de
Quilmes, la investigación en el CONICET y la conducción del programa
Proyecto G, que va por Encuentro. Además, entre los títulos de su obra científica, literaria y –por qué no-humorística se encuentran
Cavernas y palacios; El
cocinero científico,
Demoliendo papers y
Sexo, drogas y biología.
- Diego, para vos ¿cuál es la importancia de enseñar ciencia en las aulas?, ¿cómo se hace?
La única manera de aprender ciencia es haciendo ciencia. Claro,
cuando un profe dice “no tengo laboratorio, ni microscopio electrónico”,
yo le digo “eso no es la ciencia”. La ciencia puede ocurrir en el aula
siempre que lo que enseñemos no sean hechos de la ciencia, porque lo que
hay que compartir sobre todo es el pensamiento científico. Cómo pensar
racionalmente, cómo seguir el mismo camino que hace un científico y
poder hacerlo en el aula, y eso por un lado, hace que podamos despertar
vocaciones, hacer que los chicos piensen de otra manera, generemos
mejores ciudadanos y sobre todo que generemos mejores personas. Una
persona que piensa científicamente, no está de acuerdo con el principio
de autoridad, no es prejuiciosa, sabe razonar y elegir, lo que le
permite ser una mejor persona.
- ¿Cómo se deberían incorporar TIC en la ciencia para mejorar la experiencia educativa?
Picasso decía que todos los niños nacen artistas… y también nacen
científicos. Un nene que va al patio a quemar hormigas con la lupa o
abre un juguete está haciendo ciencia. Las herramientas tecnológicas
alrededor de esto son una gran ayuda, sobre todo porque los chicos ya
las pueden controlar. El hecho de que haya un divorcio entre la
tecnología que tiene el pibe en su casa y en el aula no es bueno para la
educación. Porque los chicos piensan “ah, no, no, ahora voy a aprender,
no tiene nada que ver con lo que hago en mi casa, lo que veo en la
tele, lo que hago con mis amigos”. Eso es un grave error. No hay que
tenerle miedo a las herramientas tecnológicas de la información y la
comunicación y aprovecharlas bien, eso es orientarlas hacia lo que
nosotros queremos enseñar.
- Vas a estar cargo del cierre del Foro de Ciencias, ¿en torno a qué temas va a girar tu charla “Juicio ético a la ciencia”?
Va a ser como una charla de café en donde propondré una herramienta
educativa. Una de la partes de la ciencia convencional hoy es “la
discusión social”. Los científicos se pelean de lo lindo, hay como una
especie de juicio, con argumentos a favor, otros en contra. Los datos
son los datos, no hay con qué darle, pero la interpretación es lo más
divertido. Y eso no está en el aula.
Me gustaría que con los profes que vengan hablemos de eso, cómo hacer
un juego de rol, con acusado, testigos, jurado, con temas polémicos
como: la clonación, la experimentación con animales, un montón de cosas
de las que no se habla. Haciendo un juicio, los chicos se van a
divertir, van a incorporarse con mucho entusiasmo y me parece que todos
vamos a aprender un poco.
- ¿Por qué recomendarías inscribirse en las Actividades Educativas de la Feria?
Cuando uno ve el programa de capacitación de la Feria, dan muchas
ganas de ir. Uno piensa que los docentes están medio cansados y no es
así. Cuando uno se mete un poquito en el aula ve que quieren saber más,
quieren perfeccionarse y este es el lugar para intercambiar estas
experiencias. Una razón no menor es que por uno o dos días pueden zafar
de estar con las pequeñas bestezuelas, lo cual no es poco. Pero eso no
es lo principal, sino poder compartir, hacer un ida y vuelta de
experiencias educativas. Dónde estamos, hacia dónde vamos, qué haces
vos, qué hago yo, qué podemos intercambiar.